El jengibre es una planta de origen tropical, nativa del suroeste asiático. Podemos encontrarla, sobre todo, en la India y China. En los últimos años su popularidad ha crecido gracias a sus propiedades medicinales, aunque también es muy utilizado en recetas de cocina debido a su característico sabor ácido y picante.

Qué aporta el jengibre

El jengibre aporta multitud de beneficios para la salud, ya que posee vitaminas, minerales, ácido linoleico y enzimas proteolíticas. Es un antioxidante y antiinflamatorio natural que, además, acelera el metabolismo gracias a sus propiedades termogénicas.

También tiene propiedades anticoagulantes, analgésicas, digestivas y astringentes, entre muchas otras.

Entre sus principales beneficios encontramos:

  • Combate la acidez.
  • Trata las náuseas y los mareos.
  • Evita la presión arterial.
  • Combate las inflamaciones en el estómago.
  • Elimina el mal aliento.
  • Favorece la pérdida de peso.
  • Mejora la digestión.
  • Relaja los dolores menstruales.
  • Ayuda a tratar los dolores de cabeza.

Cómo utilizar el jengibre

El jengibre puede consumirse de formas muy diversas. Su uso más extendido es en infusiones, a modo de té con limón. Como condimento suele utilizarse junto a salsas como la de soja o como ingrediente para elaborar vinagretas que pueden utilizarse en ensaladas o tacos. También combina bien con ciertas elaboraciones de arroces y pescados, otorgándoles un toque muy original y creando un sabor único.

Otra forma de consumir jengibre es utilizándolo en postres como la tarta de zanahoria o en galletas. Su característico sabor ácido combina muy bien y contrasta con el dulzor de estos postres.

Es recomendable no consumir jengibre en exceso, pues puede llegar a causar dolor de barriga por su fuerte sabor. Tampoco se recomienda a personas que tengan problemas de presión alta o de coagulación de la sangre. También deben evitarlo aquellas que tengan una úlcera gastroduodenal.

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