Actualmente, la comunidad científica trabaja a contrarreloj para encontrar una vacuna o fármacos que sean eficaces tratar la COVID-19. Hasta que llegue ese momento, no debemos olvidar que el sistema inmune es el principal mecanismo que tiene nuestro organismo para protegernos de los agentes externos e infecciones.

Nuestro sistema inmunológico es como un ejercito de pequeñas células que protegen nuestro cuerpo del ataque de microrganismos patógenos como virus, bacterias y hongos. Así que si nuestro sistema inmune está fuerte nos ayudará a protegernos y evitar enfermedades. Entre los factores que pueden debilitar nuestras defensas se encuentran el estrés prolongado, las dietas inadecuadas o un descanso insuficiente.

Para que nuestro sistema inmune se mantenga en buen estado son necesarios tres elementos básicos: una dieta sana y equilibrada; realizar ejercicio físico y un buen descanso. Te ayudamos con el primero.

¿Puede la alimentación mejorar nuestro sistema inmune?

Parece que determinadas vitaminas como la A, E, C y vitaminas del grupo B, antioxidantes como los flavonoides y ciertos minerales como el hierro, selenio y zinc participan en el correcto funcionamiento del sistema inmune.

¿Dónde podemos encontrar estos nutrientes?

  • La vitamina C podemos encontrarla en frutas como, kiwi, cítricos, mango, piña, caqui y hortalizas como pimientos, tomates y verduras de la familia de la col.
  • Vitamina E. Se encuentra en el germen de trigo y cereales de grano entero. Alimentos que contienen vitamina E son el pan, arroz, harinas y pastas siempre que sean integrales. También podemos encontrarla en el aceite de oliva, especialmente si es virgen extra, en vegetales de hoja verde y frutos secos.
  • Vitamina A. Podemos encontrarla en el hígado, huevos y lácteos. Alimentos ricos en betacarotenos (precursor de la vitamina A) son la zanahoria, la calabaza, el melón, el melocotón y las cerezas.
  • Vitaminas del grupo B (ácido fólico). Se encuentran en la mayoría de alimentos de origen vegetal: frutas frescas y verduras; cereales; legumbres y frutos secos. También se encuentran en alimentos de origen animal como pescados y mariscos, carnes, huevos y lácteos. La vitamina B12 no está presente en alimentos de origen vegetal. Se encuentra en alimentos de origen animal, como pescado, carne, aves, huevos, leche y productos lácteos.
  • Flavonides. Los flavonoides son antioxidantes que se encuentran en numerosos vegetales y frutas como las verduras de hoja verde, frutos rojos y cítricos. Algunos flavonoides potencian la acción de la vitamina C.
  • Hierro. El déficit de hierro es relativamente frecuente, especialmente en mujeres jóvenes y en embarazadas. El hierro podemos encontrarlo en alimentos como hígado, carnes, pescado, huevos y en menor proporción en lácteos.
  • Zinc. La carencia de zinc es relativamente frecuente en niños, mujeres embarazadas, madres lactantes y en personas vegetarianas o que realizan dietas hipocalóricas. Este micronutriente podemos encontrarlos en mariscos, semillas de calabaza, quesos curados, legumbres, frutos secos, cereales enteros, carnes, pescados, huevos y lácteos.
  • Selenio. Alimentos ricos en selenio son los pescados y mariscos, cereales integrales, nueces, carnes y aves y productos lácteos.

¿Debemos tomar suplementos alimenticios de farmacia?

Una alimentación sana y equilibrada basada en el consumo de verduras, frutas, legumbres, cereales integrales y proteínas de alto valor biológico como la que encontramos en carnes magras, pescados, huevos y lácteos, debe aportarnos los nutrientes necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro sistema inmune.

Tomar suplementos alimenticios no tiene ningún efecto beneficioso sobre nuestro sistema inmune salvo que exista alguna deficiencia.  Por ejemplo, tomar mucha vitamina C solo mejora el sistema inmunitario en el caso de que haya una carencia de esta vitamina. La suplementación con nutrientes específicos debe ser supervisada por un dietista-nutricionista, ya que en exceso también puede ser perjudicial para nuestra salud.

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