Si bien durante las campañas anuales de vacunación de la gripe o en los calendarios de vacunación de los niños se hablaba cada cierto tiempo de vacunas, nunca habíamos escuchado y leído tanto sobre vacunas como en el último año con la tan ansiada vacuna frente al Sars-Cov2, el virus causante de la COVID-19.
En los momentos iniciales, cuando se anunció que se habían conseguido ya varias vacunas frente a la COVID-19, muchas personas dudaron, movidos por noticias sensacionalistas y por la falta de criterio científico de muchos opinadores, de si ponerse o no la vacuna. Alejándonos de todo ese ruido hoy os recordamos cuáles son los beneficios de las vacunas.
Las vacunas son un método eficaz de protegernos frente a agentes patógenos, virus, hongos, bacterias o frente a sustancias tóxicas para nuestro organismo. Lo que hacen es preparar nuestro sistema inmune para defendernos frente a la entrada del patógeno contra el que nos hemos vacunado. Tras vacunarnos en caso de infectarnos con ese virus o bacteria, nuestro sistema inmune contará con anticuerpos o tendrá preparadas y entrenadas las células inmunitarias (linfocitos B y linfocitos T) para promover su producción y actuar sobre el patógeno.
Al ser medicamentos que se administran a personas sanas requieren de controles muy estrictos para evitar efectos secundarios o daños en el organismo. Por definición, la vacuna debe ser inocua para la persona sana que se vacuna con ella. Es lo que nos viene a decir la frase: las vacunas son seguras.
Con las vacunas actualmente disponibles como las del tétanos, la tos ferina, la difteria, el sarampión o la gripe, se consiguen salvar a más de tres millones de personas al año.
Conseguir un porcentaje alto de población vacunada protege tanto a las personas vacunadas como a aquellas personas que por alguna enfermedad (inmunosuprimidos en tratamientos oncológicos, por ejemplo) no pueden vacunarse. Esto es lo que se llama inmunidad de rebaño.
Con las vacunas se han conseguido erradicar enfermedades mortales como la viruela. Esto es debido a que al estar prácticamente toda la población vacunada el virus no puede transmitirse.
Las vacunas, ya sean mediante una sola dosis, o con dosis de recuerdo, pueden protegernos durante toda la vida de enfermedades mortales. Por ello es tan importante seguir los calendarios de vacunación que las autoridades sanitarias marcan, especialmente en lactantes y niños.
No tiene por qué haber un solo tipo de vacuna para un patógeno. El enorme y asombroso trabajo que la ciencia y los investigadores han realizado en una carrera sin precedentes y aunando esfuerzos para conseguir la vacuna frente al coronavirus lo ha dejado patente. Actualmente más de 5 vacunas basadas en mecanismos distintos de actuación son efectivas, aunque con distinto grado, frente a este virus. Este dato contrasta con el hecho de que aún no haya disponibles en todo el mundo vacunas contra el paludismo (malaria) y el ébola, que se administran de forma experimental.
En definitiva, las vacunas salvan millones de vidas cada año y nos permiten vivir en un mundo mucho más seguro.
